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Mostrando las entradas de enero 26, 2014

Del otro lado del río

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Camino por la rambla, esa que todos los que vivimos en Montevideo aprendimos a querer y disfrutar. Somos habitantes de una ciudad de cara al río que, cuando se ponen de acuerdo el cielo y el viento, podemos llegar a creer que es mar. Así de azul se ve el agua, que también tiene resabios de sal. Alguien dijo una vez que todo depende del color del cristal con que se mire, y mientras camino me pregunto ¿qué cristal elijo hoy para mirar? ¿qué ojos? Si me suelto y puedo imaginar con sutileza, me doy cuenta de que no son los mismos ojos los que miran con amor a un niño, con asombro a una flor o con desprecio la basura en una esquina. Entonces puedo elegir mis ojos. Y puedo elegir qué mirar. Y cómo mirarlo. Elijo ver a una abuela con su nieto en la sala de un museo, contándole cosas acerca de un cuadro y su autor. Se inclina a la altura del niño y juntos señalan partes de la obra. Yo disfruto con ellos. Puedo ver las baldosas rotas de esta vereda que acompaña a la costa, o el

Corregir los defectos

“Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo”. Hebreos 8.7 Si bien la palabra está referida a Melquisedec y Jesús, el principio se aplica a todos nosotros. Por eso no debemos subestimar nuestros defectos, debemos tratar con ellos y corregirlos. Porque por medio de nuestros defectos nos “serruchamos el piso” a nosotros mismos, es decir, nos saboteamos la vida. Muchas cosas que Dios confía en nuestras manos las perdemos por administrarnos de forma defectuosa. Ese negocio que era tuyo, ahora es de otro. Esa casa que era tuya, ahora es de otro. Ese dinero que era tuyo, ahora es de otro. Ese ascenso que era tuyo, ahora es de otro. Ese cliente que era tuyo, ahora es de otro. Necesitamos comprender que no nos han quitado estas cosas, sino que fuimos nosotros los que las hemos perdido. Porque si nosotros que las teníamos —es decir, el primero—, nos hubiéramos conducido sin defecto, ciertamente no se hub

Cómo prevenir el abuso sexual I

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1. Enseñando a nuestros niños acerca de sexualidad No tenga miedo de enseñar, es la mejor manera de prevenir. Dé consejos claros acerca de comportamientos sociales básicos: “que nadie te saque la ropita”, “que nadie toque las partes privadas”, “no guardes un secreto cuando alguien te lo pida”, etc. Está demostrado que una educación sexual a temprana edad y una buena comunicación entre ambos progenitores y sus hijos, disminuyen la probabilidad de un abuso sexual. La asertividad es una habilidad social por medio de la cual una persona manifiesta lo que piensa de manera clara y directa. Los niños que desarrollan estrategias para confrontar, pedir y negar, es decir, son asertivos, no son víctimas indefensas frente a un abusador sexual. 2. Quitando los mitos y las mentiras acerca del abuso y la violación La idea que tenemos es que los abusos y las violaciones son actos cometidos por hombres depravados y locos que saltan sobre los niños en lugares oscuros. ¡Nada más lejos de la verda

"Contá conmigo"

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Cuando la palabra pierde valor, la confianza desaparece. Por eso, ser destinatario de esta expresión tan sanadora representa un sostén afectivo y nos reconcilia con la vida. “Contá conmigo”. Si estas dos palabras son auténticas y se dicen de corazón, para quien las escucha deben representar un poderoso sostén afectivo amasado con amor, solidaridad, empatía, amistad, compañerismo… Contá conmigo tiene una especial connotación. Significa, nada más ni nada menos, que ponerse en el lugar del otro, conducta que extrañamos porque, la verdad, escasea. Transitamos tiempos de relaciones frágiles, líquidas, como las define Zigmunt Bauman. De poco compromiso. La sospecha está a la orden del día y la confianza no recibe gran estímulo. “Es que nadie cree en nadie, ante semejante realidad esperar que el otro (la otra) se atreva a insinuar 'contá conmigo', es como pedirle peras al olmo”, comentó el participante de uno de mis cursos. “Opino igual –se sumó una compañera del grupo-. C

Parábola del pescador

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La vieja parábola del pescador me vuelve a hacer reflexionar. "Mientras andaban de pesca dos jóvenes llegaron a un lugar cerca del muelle donde vieron un señor de avanzada edad quien sacaba un pez tras otro con mucha suerte y continuidad, WOW!! exclamaron los jóvenes, mira cuantos peces está sacando y al acercarse notaron algo muy raro en el viejo pescador, que los peces grandes que sacaba los devolvía al agua y solo se quedaba con los pequeños, sorprendidos se acercan y le preguntan: - perdone señor por qué está usted regresando los grandes y solo se queda con los pequeños? Sorprendido voltea el viejo pescador y les contesta: - La verdad es que solo traje para freírlos UN SARTÉN muy pequeño". En verdad el viejo pescador mi campeón está hablando de ti. Y de mí y de todas aquellas personas que tenemos grandes oportunidades y solo realizamos las pequeñas. Las fáciles las que podemos hacer y realizar y alcanzar en nuestra pequeña mente como el sartén del pescador . RECHAZAMO