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Mostrando las entradas de agosto 22, 2010

El tazón de madera

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El padre se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. ' Tenemos que hacer algo con el abuelo ', dijo el hijo. ' Ya he tenido suficiente '. ' Derrama la leche hace ruido al comer y tira la comida al suelo '. Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Allí, el abuelo comía sólo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver

Ponete la diez

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“Por favor si es que existe algún Dios que se ponga la diez”… lalaa lalaaaa… y no sé cuántas pavadas más se relatan en esta canción. Pregunta ¿cuándo voy a tomar responsabilidad y dejar de hacer responsables a los demás? ¿en vez de que otro se ponga la camiseta en mi lugar, por qué no me la pongo yo? ¿Por que será que siempre nos es más fácil responsabilizar a los demás de las circunstancias externas de la vida? Amigos míos que yo sepa hasta el momento no me han llegado registros de defunción de aquellos que reconocieron sus errores, que se equivocaron, o simplemente que no estaban haciendo nada por revertir algo de lo cual se tenían que hacer responsables. Es más, “siguen vivitos y coleando” como diría el dicho popular, jajaja. Piense por un momento en un equipo de fútbol. ¿Que tiene que ver? Todo. ¿Sabe por qué? Porque cada

Una segunda oportunidad…

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Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufre un paro cardíaco. Casi a punto de morir, un ángel se presenta ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores no podrá entrar al cielo; y le propone permitirle estar en la tierra unos días más hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltan. La mujer acepta el trato y se encuentra otra vez en su hogar, frente a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados. Ella pensó: me convendría hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle.... Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar. ¡¡le daré una sorpresa!! Cuando el hombre se va, ella empieza a lavar y planchar toda la ropa de él. Prepara una rica comida, pone flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que dice: 'Quizá estés más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a los hijos que me diste, d