Ponete la diez

“Por favor si es que existe algún Dios que se ponga la diez”… lalaa lalaaaa… y no sé cuántas pavadas más se relatan en esta canción. Pregunta ¿cuándo voy a tomar responsabilidad y dejar de hacer responsables a los demás? ¿en vez de que otro se ponga la camiseta en mi lugar, por qué no me la pongo yo?
¿Por que será que siempre nos es más fácil responsabilizar a los demás de las circunstancias externas de la vida? Amigos míos que yo sepa hasta el momento no me han llegado registros de defunción de aquellos que reconocieron sus errores, que se equivocaron, o simplemente que no estaban haciendo nada por revertir algo de lo cual se tenían que hacer responsables. Es más, “siguen vivitos y coleando” como diría el dicho popular, jajaja.
Piense por un momento en un equipo de fútbol. ¿Que tiene que ver? Todo. ¿Sabe por qué? Porque cada
jugador se puso la camiseta y a cada uno de ellos les corresponde hacer su parte de la jugada. Todo el equipo es responsable por meter los goles necesarios. Nadie de la defensa dice: ¡ah no, movete vos que sos el delantero! ¡o vos que sos el arquero!!! Con esa actitud permítame decirle que usted va a crecer, madurar, y logrará sus metas y objetivos, no precisamente este año, sino el ¡día del arquero!; y si este dicho tuviera una moraleja diría: que “como ese día no existe y se quedó esperando que llegue, nada de lo que tiene que llegar a usted llegará entonces”. Lo que no EXISTE no llega a ninguna parte. Y usted me responde: pues bien yo no estoy llegando a ninguna parte, ¿me quiere decir que no existo? No, talvez usted está haciendo nada o estará haciendo cosas que lo están llevando a dejar de existir. Otra vez recalco: es su responsabilidad y la de nadie más. Ni siquiera de Dios.
Déjeme avisarle que hace mas de dos mil años Él fue el primero que se puso la camiseta por usted y por mi. Y si hay algo que sabe hacer muy bien es todo aquello que es su responsabilidad, ¡no la nuestra!.
Es más nos dejó a cada uno la herencia de la diez. Se sacó la suya para que cada uno la luciera como legítimos ganadores.
Si usted conociera esto - porque una cosa es saber y otra conocer - saldría a la carrera a idear y planificar las jugadas más interesantes y osadas que jamás antes se hayan visto en la historia jamás, ¡y con la camiseta de sus sueños!
Dejaríamos de cantar esa fracasada canción. Dios existe. Pero Él no necesita ni tiene porqué ponerse la 10. Para eso existimos usted y yo queridos amigos. No espere a que se le caiga el piano en la cabeza. Porque inconsciente nada podrá hacer.
Recuerda quien eres y recuerda que no eres nada de lo que estás pensando ahora. Estas palabras tan alentadoras vinieron a mi cabeza cuando parecía que no podía concretar la jugada de una de mis metas. Y a las dos semanas siguientes esta frase concluye en mí: hoy soy tan fuerte como mis debilidades de ayer. Lo que ayer parecía limitarme fue el escalón para llegar al lugar que estoy hoy y ser la persona ilimitada que soy.
Entiende entonces lo que quiero comunicar. Lo que no me destruye me hace fuerte.
Para cerrar. Mire más haya del dolor del momento y manténgase con el ojo en el cuadro completo de su carrera. Y para eso: ¡ponete la DIEZ!.





Verónica Boado
Colaboradora directa de Revista UNO.
Estudiante, nacida en Olavarría. Actualmente cursa el profesorado de música.

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