¿Puedo cambiar mi conducta?

¿Alguna vez te pusiste a pensar que tipo de hábitos albergas en tu corazón?
Bueno, si me permitís, hoy quiero empezar diferente y quiero hacerlo con un cuento.
Sí, con un antiguo cuento de los indios Cherokees que habla de un abuelo que le enseña los principios de la vida a su nieto. El viejo y sabio cherokee dice: “Hijo, en el interior de toda persona se Iibra una batalla entre dos lobos; uno de los lobos es malo, iracundo, celoso, no perdona, es orgulloso y holgazán; el otro es bueno esta lleno de amor, benignidad, humildad y dominio propio. Estos dos lobos pelean todo el tiempo, continua el abuelo. El niño piensa y dice: Abuelo, ¿cuál de los dos lobos ganará? Aquel al que alimentes” contesta el abuelo con una sonrisa.
Si alimentamos la falta de perdón, la impaciencia, la baja autoestima u otras características negativas, solo estaremos haciendo que ganen fuerza, e irónicamente al quejarnos sentimos alivio, nos sentimos bien cuando alimentamos esos pensamientos negativos, pero al lobo que alimentamos siempre querrá más y más. Por eso es bueno que te preguntes si realmente querés seguir alimentando ese hábito negativo ó por otro lado realmente querés llegar más alto.
Quiero decirte que los hábitos son un comportamiento adquirido o aprendido que luego realizamos sin siquiera pensarlo, es algo casi involuntario; hemos hecho lo mismo tantas veces que prácticamente forma parte de nuestra naturaleza. Si tenemos buenos hábitos, está bien, pero a veces nuestros hábitos nos impiden alcanzar lo mejor de Dios, y ni siquiera nos damos cuenta, porque muchos de los hábitos que tenemos provienen de la cultura en la que crecimos; si creciste en un hogar con gente desorganizada, desordenada o siempre impuntual, tal vez hayas adoptado todos esos hábitos negativos. Si creciste con gente de mal talante, maleducada o sarcástica, es posible que también evidencies esas conductas. Es posible que ni te des cuenta de que son conductas ofensivas porque es lo único que vos conocés.
Por otra parte, hay gente que creció en un entorno de hábitos positivos como la prolijidad, la santidad, el orden y la limpieza. Muchos han establecido hábitos positivos en cuanto a la dieta y el ejercicio físico y otros se han habituado a levantarse a determinada hora y a acostarse también a una hora que permita que su cuerpo descanse y se renueve. Son hábitos positivos que se aprenden y adquieren.
Tus hábitos, sean buenos o malos, determinan en gran medida cómo será tu futuro, un noventa por ciento de nuestra conducta cotidiana está regida por nuestros hábitos. Pensá en esto: desde que te levantas por la mañana hasta que te vas a dormir por las noches, el noventa por ciento de lo que hacés es el resultado de tus hábitos, y esto incluye el modo en que tratamos a los demás, cómo gastamos nuestro dinero, qué vemos en televisión, qué cosas elegimos escuchar. El noventa por ciento del tiempo estamos en piloto automático.
Hacemos lo que siempre hemos hecho, no es de extrañar que si querés cambiar tu vida, tendrás que comenzar por cambios conscientes en tus hábitos diarios, no podés seguir haciendo lo de siempre y esperar resultados distintos. Para ello debes sacar a la luz lo mejor de vos, tendrás que hacer un inventario de tus hábitos.
¿Tu tendencia es hacia la negatividad en tus pensamientos y conversaciones? ¿Llegás siempre tarde al trabajo? ¿Vivís preocupándote por todo? ¿Comés demasiado? ¿Te rendís ante las adicciones?
Debes comprender que tu hábito quizá no sea ilegal, contrario a la ética o a la moral, puede ser una acción o actitud que parezca que no hace daño, algo pequeño, pero si no hacés algo al respecto y seguís igual, estarás malgastando tiempo y energía, sin producir ni dar fruto de ganancia. Sin embargo, eso no es lo que Dios tiene reservado para vos, porque las personas exitosas desarrollan hábitos buenos, y al haber formado esos hábitos te van conducir al éxito.
Si tienes el hábito de comer comida chatarra y tomar varias gaseosas al día asumí el compromiso de cambiar tus hábitos, no te mates de hambre solo cambia una pequeña cosa a Ia vez. No pasará mucho tiempo antes de que veas una gran diferencia en tu nivel de energía y también en tu aspecto personal.
Debes comprender que nuestros hábitos se convierten en aspectos de nuestro carácter, si vos te permitís ser desorganizada y siempre llegas tarde, eso se convertirá en parte de lo que sos y si te acostumbraste a los berrinches y enojos cada vez que las cosas no salen a tu manera, desafortunadamente estos hábitos pasarán a formar parte tuya. Para ello el primer paso es el identificar qué es lo que te impide cambiar, debés identificar los malos hábitos y luego decidir hacer algo al respecto.
Tal vez te preguntes, ¿y… cómo cambiamos un hábito?, es sencillo: debés dejar de alimentarlo, tenés que matar de hambre al mal hábito para poder someterlo, y al mismo tiempo comenzar a nutrir tus hábitos buenos. Alguien dijo alguna vez: “Los malos hábitos se adoptan con toda facilidad, pero luego resulta difícil convivir con ellos”. Es fácil ser maleducado y estallar, diciendo lo primero que se te ocurre y siendo sarcástico e hiriente, eso es fácil, pero es difícil vivir en un hogar lleno de tensión y conflicto.
Es fácil gastar demasiado, cargando todo a Ia tarjeta de crédito, pero es difícil vivir sin poder pagar todas Ias cuentas porque no tenemos dinero suficiente. Es fácil sucumbir a Ia tentación y hacer lo que se nos antoje. En cambio, es difícil vivir con ataduras, mintiéndonos condenados y culpables.
Pensá en quien tiene una adicción a las drogas, al alcohol, vos mismo te decís que “nunca lo probaste y total por una ves que lo pruebe”, y aunque puede parecer emocionante y divertido al principio tarde o temprano Ia persona queda bajo el control de la adicción y se convierte en esclavo de su hábito. Los malos hábitos son fáciles de adoptar, pero son difíciles compañeros de vida.
Por todo esto es necesario que vos tengas que reemplazar los pensamientos negativos por otros positivos y llenos de fe, de esa forma cada vez que sientas la tentación de preocuparte, utilízalo como recordatorio de que debes meditar en las cosas buenas, debes comprender que “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre…..en eso pensá” Y si los remplazás por pensamientos de esperanza, fe y victoria, estarás entrenando tu mente para ser distinto; hacelo día a día y muy pronto te habrás formado hábitos de pensar en lo bueno, habiendo dejado atrás tu viejos hábitos.
Con todo el respeto que vos me merecés, quiero decirte que tus hábitos están de acuerdo con lo que vos te permitís ser; pero ¡vos no sos así! , porque Dios no te creó para que fueras así, Dios te hizo para que fueras exitoso, libre y cargado de todo lo que es positivo.


Luis Gargiulo
[Casado con Ana María y padre de 3 hijos, Luis pasa su valioso tiempo en las oficinas del Consejo Escolar de la ciudad, y a cargo de su programa radial "SOS" que se emite los lunes, miércoles y viernes a las 22 hs por Red Visión Radio.]

Imágenes: psicologia.laguia2000.com

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