Mediocridad… se la puede vencer
Un proverbio chino dice que “Si no cambiamos la dirección de nuestros pasos, terminaremos llegando allí adonde nos dirigimos”.
¡Cuánto sentido común!
En esta sencilla definición podría decir que es loco creer que llegaremos a determinado destino cuando nuestros pasos no se realizan en el camino que lleva a dicho destino. Así, no podremos llegar a ser guitarristas si estamos estudiando piano (o si no estudiamos nada), y tampoco llegaremos a ser arquitectos si estudiamos veterinaria (o si no estudiamos nada).
Entonces pienso, no sé, me pregunto…….
¿Puede el hombre de hoy “llegar a ser algo” si recorre solamente el camino del “me parece”?
¿Puede acaso alguien llegar a algún lado sino no recorre exactamente el camino que conlleva hacia el destino querido?
Acaso entonces no será que este es el drama de nuestro mundo y del ser humano de hoy, el querer creer que soy
y no soy valga la redundancia.
Veamos….
Venimos al mundo en una forma de escaso desarrollo y perfeccionamiento y yo creo que una de las principales tareas en esta vida es desarrollar y perfeccionar todas tus dimensiones, y no solo en las áreas físicas y mentales sino también en la esfera espiritual. Ya que dependemos de nuestra inteligencia y voluntad, de tal manera que es algo que vos y yo debemos ir construyendo diariamente.
Para ello debes poner todo de vos para perfeccionarte y así llegar a ser cada vez más perfecto, manifestando cada vez más las potenciales que guarda su esencia.
Pero…
¿Qué hace el hombre medio de hoy?
Recorre un camino que no conduce allí adonde quiere dirigirse, busca llegar a ser desde el parecer. En el fondo, parecería que no quiere ser sino simplemente parecer. Todos sus esfuerzos están permanentemente puestos en simular ser algo que no es; en eso se juega la vida. Quiere ser bueno y virtuoso, pero al no estar dispuesto a realizar el esfuerzo voluntario de recorrer el camino que lo conduce allí, se contenta tan solo con parecerlo. Vislumbra el largo y trabajoso camino que le llevará a constituirse como un hombre de raza, y por temor al esfuerzo, renuncia a ese camino y escoge un atajo: el atajo de la mediocridad. Son mediocres, vagos profesionales.
Quiere saber, pero por no estar dispuesto a realizar el esfuerzo genuino por aprender, simula su saber transformándose en un experto opinador de cuanto tema surja en una conversación. Sí, el mediocre puede opinar con un aire de certeza sobre casi cualquier cosa, vulgar o profunda. Habla con sabiduría tanto de fútbol como de la existencia de Dios; tanto de botánica como de física nuclear; tanto de Aristóteles como de buenos vinos.
¿Creerán, acaso, estas personas que han caído en la mediocridad, que el simular les proporcionará finalmente lo que anhelan?
¿Tendrá la íntima convicción de que aparentando ser bueno podrán llegar a serlo alguna vez?
¿Creerán, por fin, contradiciendo a la milenaria sabiduría china, que una persona puede llegar al objetivo propuesto sin importar el camino que tome para alcanzarlo?
Entonces… quiere decir que ser mediocres, es conformarnos con lo normal, con lo bueno solamente y con llegar (al menos) a la mitad del camino.
Y vos sabes una cosa… acá me surge otra pregunta. ¿Es mala la mediocridad en sí misma?
Sin pretender defender lo indefendible, en mi opinión, la mediocridad en sí misma no es mala o negativa o perjudicial, pero cuidado, comprendeme esto que te digo, porque no es que con esto me estoy contradiciendo respecto a la mediocridad.
¿Por qué?
Porque la mediocridad sirve para que vos te des cuenta de que debes apuntar hacia la altura a la que el mediocre no puede llegar, ya que lo que vos llamás normal, lo de media calidad, sirve para mostrarte que ya no es posible que sigas en ese nivel, sino que hay que avanzar un paso más, pasar a otro nivel. De esta manera, el mediocre te sirve a vos que sos inteligente a no quedarte en una actitud de conformismo, acomodaticia, sino que comiences a pasa a otro nivel mejor.
Entonces… ¿cuál es el problema real de la mediocridad?
Por eso la idea de que la mediocridad no es negativa en sí misma, es solo para ese pequeño momento, en el que se hace necesario tomar una decisión. El vivir una vida de excelencia es un viaje, una escalada si vos lo querés, en la que no siempre resulta sencillo mantener el ritmo. A veces nos cansamos, o incluso nos desanimamos; también tropezamos y hasta caemos. Entonces llegamos al punto en que hay que decidir. Y la decisión puede ser: seguir avanzando a pesar de todo, que es lo que te hace el ser excelente, o sino conformarte con haber llegado a la mitad del camino, que es lo que hace el mediocre. Pero cuidado, porque aquí es donde comienza el peligro real de la mediocridad y para que me comprendas mejor quiero darte un ejemplo:
Imagínate que vas subiendo por una montaña y a la mitad del camino te falta el aliento, te cansaste, te detenés por un momento para tomar una decisión. En ese momento en que te detenés sos mediocre, pero no hay problema, hacer esa pausa no está mal en sí. Lo que hace la diferencia es la decisión que vos tomés: Si decidís avanzar, obviamente dejarás el punto medio en el que te detuviste y llegaremos a nuevas alturas. En cambio, si decidís que no podes seguir porque el camino es demasiado difícil, lo que inevitablemente sucederá no es que te quedarás a la mitad del camino para siempre, sino que comenzarás a descender por la montaña. De esta manera, la mediocridad no es un estado permanente, sino el momento en que se debe decidir.
Ahora, sí es importante esto, porque es una cuestión personal que debes enfrentar tarde o temprano. Ojalá sea temprano, porque entonces podrás ver más allá de las limitaciones personales o ambientales con las que debes luchar todos los días.
En resumen me gustaría decirte estas 4 cosas:
1) La mediocridad tiene su lugar en el mundo, pero eso no significa que debamos acomodarnos (o contentarnos) en la mitad del camino.
2) La mediocridad es un punto en el que se debe tomar una decisión (por eso tiene su lugar en el mundo), y de la decisión depende el futuro de nuestras vidas.
3) Decidir seguir avanzando bajo la luz de nuestros ideales, aunque sea difícil, es vivir la excelencia y eso nos permite aspirar a nuevas alturas. Pero recuerda que esto de las nuevas alturas puede ser diferente para cada uno; sin embargo, el estilo de vida será el mismo.
4) Decidir no seguir avanzando es condenarnos a un inevitable descenso.
Así, la mediocridad es caer en una espiral descendente de conformismo, fatalismo, negatividad y quejas, entre otras cosas, y es en el constante descenso donde se encuentra el verdadero problema del mediocre y de la mediocridad. Por tanto, debemos tener cuidado con contentarnos por haber llegado a la mitad del camino, porque podríamos estar propensos a descender si no elevamos la vista hacia la altura que nos espera.
¡Cuánto sentido común!
En esta sencilla definición podría decir que es loco creer que llegaremos a determinado destino cuando nuestros pasos no se realizan en el camino que lleva a dicho destino. Así, no podremos llegar a ser guitarristas si estamos estudiando piano (o si no estudiamos nada), y tampoco llegaremos a ser arquitectos si estudiamos veterinaria (o si no estudiamos nada).
Entonces pienso, no sé, me pregunto…….
¿Puede el hombre de hoy “llegar a ser algo” si recorre solamente el camino del “me parece”?
¿Puede acaso alguien llegar a algún lado sino no recorre exactamente el camino que conlleva hacia el destino querido?
Acaso entonces no será que este es el drama de nuestro mundo y del ser humano de hoy, el querer creer que soy
y no soy valga la redundancia.
Veamos….
Venimos al mundo en una forma de escaso desarrollo y perfeccionamiento y yo creo que una de las principales tareas en esta vida es desarrollar y perfeccionar todas tus dimensiones, y no solo en las áreas físicas y mentales sino también en la esfera espiritual. Ya que dependemos de nuestra inteligencia y voluntad, de tal manera que es algo que vos y yo debemos ir construyendo diariamente.
Para ello debes poner todo de vos para perfeccionarte y así llegar a ser cada vez más perfecto, manifestando cada vez más las potenciales que guarda su esencia.
Pero…
¿Qué hace el hombre medio de hoy?
Recorre un camino que no conduce allí adonde quiere dirigirse, busca llegar a ser desde el parecer. En el fondo, parecería que no quiere ser sino simplemente parecer. Todos sus esfuerzos están permanentemente puestos en simular ser algo que no es; en eso se juega la vida. Quiere ser bueno y virtuoso, pero al no estar dispuesto a realizar el esfuerzo voluntario de recorrer el camino que lo conduce allí, se contenta tan solo con parecerlo. Vislumbra el largo y trabajoso camino que le llevará a constituirse como un hombre de raza, y por temor al esfuerzo, renuncia a ese camino y escoge un atajo: el atajo de la mediocridad. Son mediocres, vagos profesionales.
Quiere saber, pero por no estar dispuesto a realizar el esfuerzo genuino por aprender, simula su saber transformándose en un experto opinador de cuanto tema surja en una conversación. Sí, el mediocre puede opinar con un aire de certeza sobre casi cualquier cosa, vulgar o profunda. Habla con sabiduría tanto de fútbol como de la existencia de Dios; tanto de botánica como de física nuclear; tanto de Aristóteles como de buenos vinos.
¿Creerán, acaso, estas personas que han caído en la mediocridad, que el simular les proporcionará finalmente lo que anhelan?
¿Tendrá la íntima convicción de que aparentando ser bueno podrán llegar a serlo alguna vez?
¿Creerán, por fin, contradiciendo a la milenaria sabiduría china, que una persona puede llegar al objetivo propuesto sin importar el camino que tome para alcanzarlo?
Entonces… quiere decir que ser mediocres, es conformarnos con lo normal, con lo bueno solamente y con llegar (al menos) a la mitad del camino.
Y vos sabes una cosa… acá me surge otra pregunta. ¿Es mala la mediocridad en sí misma?
Sin pretender defender lo indefendible, en mi opinión, la mediocridad en sí misma no es mala o negativa o perjudicial, pero cuidado, comprendeme esto que te digo, porque no es que con esto me estoy contradiciendo respecto a la mediocridad.
¿Por qué?
Porque la mediocridad sirve para que vos te des cuenta de que debes apuntar hacia la altura a la que el mediocre no puede llegar, ya que lo que vos llamás normal, lo de media calidad, sirve para mostrarte que ya no es posible que sigas en ese nivel, sino que hay que avanzar un paso más, pasar a otro nivel. De esta manera, el mediocre te sirve a vos que sos inteligente a no quedarte en una actitud de conformismo, acomodaticia, sino que comiences a pasa a otro nivel mejor.
Entonces… ¿cuál es el problema real de la mediocridad?
Por eso la idea de que la mediocridad no es negativa en sí misma, es solo para ese pequeño momento, en el que se hace necesario tomar una decisión. El vivir una vida de excelencia es un viaje, una escalada si vos lo querés, en la que no siempre resulta sencillo mantener el ritmo. A veces nos cansamos, o incluso nos desanimamos; también tropezamos y hasta caemos. Entonces llegamos al punto en que hay que decidir. Y la decisión puede ser: seguir avanzando a pesar de todo, que es lo que te hace el ser excelente, o sino conformarte con haber llegado a la mitad del camino, que es lo que hace el mediocre. Pero cuidado, porque aquí es donde comienza el peligro real de la mediocridad y para que me comprendas mejor quiero darte un ejemplo:
Imagínate que vas subiendo por una montaña y a la mitad del camino te falta el aliento, te cansaste, te detenés por un momento para tomar una decisión. En ese momento en que te detenés sos mediocre, pero no hay problema, hacer esa pausa no está mal en sí. Lo que hace la diferencia es la decisión que vos tomés: Si decidís avanzar, obviamente dejarás el punto medio en el que te detuviste y llegaremos a nuevas alturas. En cambio, si decidís que no podes seguir porque el camino es demasiado difícil, lo que inevitablemente sucederá no es que te quedarás a la mitad del camino para siempre, sino que comenzarás a descender por la montaña. De esta manera, la mediocridad no es un estado permanente, sino el momento en que se debe decidir.
Ahora, sí es importante esto, porque es una cuestión personal que debes enfrentar tarde o temprano. Ojalá sea temprano, porque entonces podrás ver más allá de las limitaciones personales o ambientales con las que debes luchar todos los días.
En resumen me gustaría decirte estas 4 cosas:
1) La mediocridad tiene su lugar en el mundo, pero eso no significa que debamos acomodarnos (o contentarnos) en la mitad del camino.
2) La mediocridad es un punto en el que se debe tomar una decisión (por eso tiene su lugar en el mundo), y de la decisión depende el futuro de nuestras vidas.
3) Decidir seguir avanzando bajo la luz de nuestros ideales, aunque sea difícil, es vivir la excelencia y eso nos permite aspirar a nuevas alturas. Pero recuerda que esto de las nuevas alturas puede ser diferente para cada uno; sin embargo, el estilo de vida será el mismo.
4) Decidir no seguir avanzando es condenarnos a un inevitable descenso.
Así, la mediocridad es caer en una espiral descendente de conformismo, fatalismo, negatividad y quejas, entre otras cosas, y es en el constante descenso donde se encuentra el verdadero problema del mediocre y de la mediocridad. Por tanto, debemos tener cuidado con contentarnos por haber llegado a la mitad del camino, porque podríamos estar propensos a descender si no elevamos la vista hacia la altura que nos espera.
Luis Gargiulo
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